martes, 2 de octubre de 2012

El misionero en el espejo

Sembradío de tulipanes holandeses - Tulips field
Lectura bíblica: 1 Corintios 9:16

Porque si anuncio el evangelio, no tengo de qué jactarme, porque me es impuesta necesidad; pues ¡ay de mí si no anuncio el evangelio! 1 Corintios 9:16

Nora creía que los misioneros eran señores pasados de moda, chapados a la antigua, hasta que conoció a Dan Barker. Un domingo a la mañana durante un festival misionero en la iglesia, Dan hizo arrancar el motor de su motocicleta clásica Harley–Davidson. Avanzó ruidosamente por el pasillo central para anunciar desde el frente que esa noche presentaría un mensaje interesante. Esa noche, vestido de ropa de cuero de pies a cabeza, Dan contó sus experiencias con motociclistas desde Alaska hasta Argentina con quienes había compartido las nuevas de Jesús.
De pronto, Nora se dio cuenta de que los misioneros podían ser personas fascinantes.
Los misioneros son personas como todas. Pero comprenden el mandato de Cristo a su seguidores: “Id y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19).
Te convertiste en un misionero en cuanto confiaste en Cristo como tu Salvador. Eso no significa que tienes tomar el próximo vuelo a Tierra del Fuego. Lo que sí significa es que dondequiera que vayas y sea lo que sea que hagas, tus palabras y acciones ayudan a los demás a comprender mejor quién es Jesús.
Quizá te resulte difícil verte a ti mismo como un misionero. Dudas que seas lo suficientemente bueno, inteligente o espiritual. Si es así, recapacita en lo siguiente:

•      Dios te da el poder para hacer lo que te ordena hacer. El Espíritu Santo vive en ti, por lo tanto, tienes en ti todo lo que necesitas para la tarea.
•      Dios no espera que seas perfecto. Eres útil para Dios a pesar de tus fallas y fracasos.
•      Dios no te encarga la tarea de ser un misionero aislado. Eres sólo una parte de un mundo de creyentes. La tarea nos corresponde a todos.
•      Dios da los resultados. No depende de ti cambiar el corazón de nadie ni forzar a nadie a confiar en Cristo. Tú anuncias su mensaje a través de tus palabras y acciones, y él se hace cargo de los resultados en la vida de cada uno.

Eres enviado por Dios para anunciar las buenas nuevas de Jesucristo vayas donde vayas. Y has sido elegido como su representante a tus vecinos de al lado, tus compañeros de escuela y a la gente alrededor del mundo. ¡Qué privilegio maravilloso!
PARA DIALOGAR: ¿Qué te hace sentir saber que Dios te ha escogido para que seas su representante?
PARA ORAR: Señor, gracias por hacernos tus representantes. ¡Ayúdanos a creer que somos dignos del desafío!
PARA HACER: Habla hoy con alguien acerca de lo que Cristo ha hecho en tu vida.

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